Muy queridas hermanas y hermanos,
Que en medio de este tiempo prolongado de emergencia sanitaria, con sus serias consecuencias en muchas de las comunidades humanas y también sentidas dentro de nuestra Congregación, familias, conocidos y comunidades pastorales, sigamos elevando nuestra oración al Padre y Señor de la Vida, pidiéndole que nos conceda caminar desde la confianza de sabernos en sus manos.
Que esta honda certeza nos permita contemplar, en medio de tantas escenas de enfermedades, desgaste, sufrimiento, fallecimientos, preocupación, crisis e incertidumbre, cómo se asoma una tenue Luz y vislumbrar cómo esta va tomando más brillo y se convierte en un suave bálsamo para la vida humana.
Sin apartar la mirada de esta realidad mundial, como bien lo sabemos la situación actual por el Covid-19 es crítica, tanto en lo referente a la transmisión por contagios, como en lo particular sobre las restricciones en lo referente a reuniones, traslados y viajes. Esta situación nos ha llevado a preguntarnos por la conveniencia de aplazar algunos meses la celebración de la segunda parte del XVII Capítulo General, a la cual se han sumado algunas peticiones o comentarios de capitulares en este mismo tenor.
Por todo ello, teniendo en cuenta el Decreto general de la CIVCSVA Prot. N. Sp.R. 2419/20 del 2 de abril de 2020, en el cual se autoriza a las congregaciones a diferir la celebración de los Capítulos Generales y Provinciales, y después de un diálogo amplio de pros y contras de lo que supone aplazar el Capítulo, como Consejo General junto con los Superiores Provinciales, en nuestra reunión que llevamos a cabo el día 5 de febrero, decidimos unánimemente aplazar la segunda etapa del XVII Capítulo General, la cual estaba prevista realizarse del 1 al 19 de marzo de este año. Las nuevas fechas son: del lunes 26 de abril al miércoles 12 de mayo de 2021.
Algunas de las razones que nos llevaron a tomar esta resolución son los siguientes:
- Realizar en marzo el Capítulo supone un riesgo alto de contagio por la movilidad y situación de alta difusión en la que se encuentra la emergencia sanitaria en México. Se prevé que dentro de dos meses las condiciones de la emergencia sanitaria sean más favorables (más personas vacunadas, clima más favorable y la previsión de un menor riesgo de contagio). Esto nos permitirá contar con protocolos más asequibles para llevar a cabo los trabajos capitulares.
- Retrasar el Capítulo General dos meses no implicará grandes cambios en la agenda congregacional, aunque esto suponga llevar a cabo algunos ajustes en la fecha para la celebración de los Capítulos Provinciales que se tenían previstos. Sin embargo, se buscará que en el 2021 podamos concluir todo este proceso capitular en el conjunto de las Jurisdicciones.
- En coherencia con lo que hemos estado pidiendo a los fieles sobre el cuidarse y evitar reuniones, creemos que posponer por ahora la celebración del Capítulo es consecuente con lo que estamos viviendo.
Sabemos que este cambio de fechas nos obliga a hacer modificaciones en nuestras agendas, pero juzgamos que es lo más prudente, teniendo en cuenta el momento actual de la emergencia sanitaria a causa del Covid-19. Estamos ciertos de que, a pesar de estos contratiempos, la Congregación está en movimiento; constatamos que los frutos del trabajo realizado en la primera etapa del Capítulo y este tiempo de estudio y consulta en todas las comunidades han sido un kairós del Espíritu, que nos ha permitido dar pasos significativos e ir avanzando en nuestro discernimiento institucional que nos impulsa a seguir construyendo el edificio congregacional, como nos lo recuerda el padre Félix de Jesús: “Para construir sólidamente y con belleza bastará hacer la voluntad del Maestro”.
Recordando la vida y testimonio de nuestros hermanos Alberto Aranda, Luis Ruiz, Daniel Rivera, Gabriel Ledezma, Víctor Villela, Manuel Romo, Máximo Gutiérrez, Héctor Quintanar, Gilberto Rivera, Juan José Cedillo y René Allande que han fallecido como consecuencia del Covid-19 y que ahora participan de la vida plena en el Señor, sigamos consagrando nuestras vidas al Espíritu Santo teniendo la experiencia de que Él nunca defrauda. Que, a ejemplo de María, la Virgen de Pentecostés, seamos sensibles y dóciles a sus inspiraciones.